Estamos a finales de Enero, el mes de los cambios (o eso es lo que nos venden).
Posiblemente hayas empezado a introducir cambios en tu vida a lo largo de este mes pero, ¿cuántos de ellos se mantienen? Incluso si se mantienen, ¿tu motivación sigue siendo la misma?
En el último post te invitaba a reflexionar sobre esos propósitos que nos marcamos al iniciar un año nuevo para que pudieras enfocar esos objetivos a necesidades reales, exclusivamente tuyas (no impuestas por la sociedad, familiares, amigos, etc.) y que intentaras identificar qué te estaba impidiendo conseguirlos (si no sabes de lo que hablo, puedes visitar la entrada anterior del blog año nuevo…¿propósitos nuevos? ).
En este post vamos a ver distintos tips para que puedas mantener los cambios que hayas introducido, estés introduciendo o quieras introducir en tu día a día.
Objetivos realistas. Establecer nuevos propósitos está muy bien pero en ocasiones los elegimos sin tener en cuenta nuestras capacidades, por lo que los tiempos o las exigencias no son realistas y acaban generando frustración al no llegar a lo que nos marcamos, por lo que acabamos abandonando ese objetivo. Por ejemplo, si llevabas un estilo de vida sedentario, no es realista empezar yendo al gimnasio 5 días a la semana o comenzar levantando mucho peso. Primero debes conocer la técnica y después ir aumentando la carga poco a poco.
Dividir es la clave. Los objetivos por lo general suelen ser a largo plazo y eso al principio no resulta un problema porque la motivación inicial es elevada. Sin embargo, conforme pasa el tiempo, ésta va disminuyendo. Para mantener esa motivación, divide el objetivo general en otros objetivos más fáciles de conseguir a corto plazo para que, conforme vayas consiguiendo cada uno de ellos, tu motivación se mantenga y te veas más cerca del final.
Objetivos específicos. Si somos muy ambiguos a la hora de marcar un objetivo, es mucho más fácil procrastinar e ir aplazando la tarea ya que no siempre vamos a tener motivación o, incluso si la tenemos, no siempre va a estar al mismo nivel. Para evitar eso y poder controlar los avances a la vez que marcas una rutina, intenta especificar todo lo posible. Por ejemplo: cambia “voy a estudiar inglés” por “voy a estudiar inglés los martes de 17:00 a 18:00”.
Establece un plan. Si leíste el post anterior y has reflexionado sobre aquello que te está impidiendo conseguir un objetivo, sobre lo que te ha funcionado y lo que no de lo que ya has hecho en el pasado, este punto será más fácil ya que tendrás mucha información para poder establecer soluciones nuevas. Para ello puedes responder a estas preguntas: 1) ¿cómo puedo conseguirlo?; 2) ¿qué habilidades tengo que pueden ayudarme a conseguirlo?; 3) ¿qué habilidades necesito desarrollar?
Los fallos forman parte del plan. Cuando estamos incorporando una habilidad/rutina nueva en nuestra vida, es normal no hacerlo perfecto a la primera por lo que hay que aprender a tolerar la frustración y a ser flexibles entendiendo los fallos como una oportunidad de aprender y mejorar. Si un día/semana no puedes llevar a cabo la planificación que tenías o no has conseguido lo que te habías propuesto, no tires la toalla, identifica por qué ha ocurrido, acéptalo y aprende para futuras situaciones similares.
Refuérzate. Los refuerzos son muy importantes a la hora de introducir/mantener un cambio ya que es la forma en la que aprendemos. Cuando consigas un avance, refuérzate a ti mismo/a, al igual que cuando consigas identificar qué es lo que ha ocurrido cuando se produzca un error, esto te permitirá avanzar.
Recuerda que estos tips son generales y que no sustituyen una intervención psicológica personalizada (individualizar es la clave) por lo que puedes seguirlos como base pero si consideras que necesitas la ayuda de un profesional, no dudes en pedirla, ¡la salud mental debe estar también entre tus propósitos!
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